Defender los derechos humanos es, desde hace años, una actividad de riesgo en México: hombres y mujeres han sido asesinados por clamar justicia, buscar desaparecidos o defender sus tierras. Ahora, ni siquiera hacerlo desde las instituciones es garantía de seguridad (Excelsior, Derechos Humanos, Nov. 26, 2017)